Se ha comprobado que el cannabidiol modula el sistema inmune en lugar de suprimirlo. El cannabidiol también ralentiza la producción de células T y suprime la memoria del sistema inmune, lo que significa que el cannabidiol puede reducir la probabilidad de futuros ataques autoinmunes. El cannabidiol también resulta aumentar la expresión de los genes que lidian con el estrés oxidativo, lo que puede reducir el daño celular causado por ataques autoinmunes. Al igual que el THC, este cannabinoide solo es inmunosupresor a dosis muy altas. A dosis bajas puede ser útil como analgésico y antiinflamatorio. Su capacidad de activar receptores CB2 puede inhibir la función de las células T y disminuir los efectos nocivos de las células del sistema inmune.
